La práctica de reciclar vidrio es uno de los hábitos que nos van a llevar a reducir emisiones y, de esta manera, poder revertir el cambio climático. Cada vez más de nosotros conocemos las “erres”: reducir, reutilizar, reparar, reciclar y recuperar. Significa que estamos concienciados con la problemática del calentamiento global y queremos aportar nuestro granito de arena para poder revertirlo.
Reciclar vidrio es sinónimo de un planeta más sostenible
Es un hecho que cada vez son más aquellos que separan sus residuos, de la misma manera que todos hemos aprendido cuál es el color de los contenedores y en cuál de ellos tenemos que tirar los residuos: amarillo para los envases, marrón para restos orgánicos, azul para el papel, verde para el vidrio y el resto de residuos en el de color naranja.
A todos los desechos que depositamos en cada uno de estos contenedores se les da una segunda vida. Así, por ejemplo, el papel del contenedor azul se traslada a la planta de reciclaje, donde se elabora una pasta para la fabricación de todo tipo de materiales. De este modo, evitamos la tala de bosques. Lo mismo ocurre con los desechos del contenedor amarillo. Una vez en la planta de reciclaje, se separan metales, plásticos y bricks para la fabricación de nuevos artículos.
El vidrio no se queda atrás. Las botellas, los tarros y los botes que tiramos en el contenedor azul llegan a la planta, donde se tratan; limpiándolos y quitándoles aquellas partes que no son vidrio (pensemos en el dosificador de una botella de espirituosos), para acabar convirtiéndose en un material que es idéntico al que tendríamos si fabricáramos vidrio desde la naturaleza.
Cuando hacíamos referencia a las “erres”, hablábamos de la reutilización. Es lo primero que debemos plantearnos antes de tirar algo al contenedor. ¿Podemos usar una botella para algo o tenemos que tirarla?
¿Qué ocurre tras la recogida del vidrio?
Si no nos queda otra alternativa que tirar el vidrio, tenemos que esforzarnos en reciclarlo correctamente. A ser posible, debemos intentar que lo que arrojamos al contenedor verde esté lo más limpio posible, para que su tratamiento en la planta de reciclaje sea menos costoso. No echemos un bote con alimentos dentro. Tirémoslos a la bolsa de las sustancias orgánicas y, de esta forma, facilitaremos la labor del reciclaje, con un simple gesto.
Hasta donde podamos, hemos de intentar quitar todo aquello que no sea vidrio, como etiquetas de plástico o papel. Tenemos que lanzarlo al contenedor sin corchos, tapas ni tapones, que debemos tirar en su correspondiente contenedor.
Vidrio vs cristal
Son materiales diferentes. Los vasos que utilizamos en nuestra cristalería son de cristal y este material no se tira en el contenedor verde. Si se nos rompe un vaso, debemos depositarlo en el contenedor del resto de residuos. Algo parecido ocurre con una bombilla que se nos funde. No se tira al contenedor de vidrio. En este caso, deberíamos llevarla a un punto limpio.
Con el sencillo gesto de reciclar vidrio podemos contribuir a reducir las emisiones de CO₂ y luchar contra el cambio climático.
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