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El reciclaje de vidrio

El vidrio es un material que se beneficia muchísimo del reciclaje de vidrio, y eso significa un gran beneficio para todos. No es para menos, ya que la materia prima para fabricar vidrio nuevo se extrae de minas, una de las actividades humanas que más impacto tienen en el medio ambiente. La extracción del mineral de sílice supone un gran gasto de energía y agua, además de un potencial daño en el entorno en el que se encuentren estas canteras o minas. Es algo que se evita con el reciclaje de vidrio.

Ante la opción de extraer minerales, procesarlos, transformarlos en vidrio (y éste en utensilios como botellas) y acabar desechándolo en vertederos, existe la opción del reciclaje. El vidrio es de los pocos materiales que puede reciclarse indefinidamente con un 100% de aprovechamiento. El proceso requiere de mucha menos energía (un 25% menos, reduciendo también la emisión de CO2 a la atmósfera), supone menos contaminación del aire (20% menos) y se reduce el consumo de agua (un 40%). También genera menos residuos y, además, se pone en marcha una industria eficiente y útil.

Todo son ventajas, pero ¿cómo se hace?

El reciclaje de vidrio, una rueda que no para.

La primera clave es la concienciación. Esta empieza con el depósito de los residuos y su recuperación por parte de profesionales. La recuperación va más allá de los contenedores verdes que se encuentran en las calles. Las especiales necesidades de ciertas industrias, locales comerciales, asociaciones o instituciones exigen la existencia de contenedores de diseño adaptado. Esto es un beneficio para los establecimientos, que facilitan la gestión de sus residuos. Pero para ello, es necesario que la sociedad esté concienciada y deposite sus envases de cristal en esos contenedores verdes.

Todo ese vidrio se puede transformar, sin pérdida de calidad, en nuevos envases, ventanas, baldosas o aislantes en edificación, que pueden volver a reciclarse cuando sea oportuno.

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